La noche, como espejo del abismo acuoso, puede evocar la soledad del vacío en cuyos bordes la Tierra y sus habitantes parecen pequeños e insignificantes. En ese escenario encontramos el punto de partida, donde volver al origen para encontrar la armonía y compartir la existencia.Si uno entra en la oscuridad y soporta su envolvimiento, si uno actúa como los gatos y aprende a ver y oír con agudeza en sus huecos, la oscuridad mostrará poco a poco los tesoros que esconde. En el proceso la oscuridad se convertirá en la misteriosa y conocida fuente de transformación e inspiración, crecimiento y curación a la que volvemos agradecidos una y otra vez.



Tú, oscuridad, Rainer Maria Rilke.
Oscuridad, de la que yo desciendo,
más que a la llama que limita al mundo
yo te amo,
en tanto arde
para un círculo cualquiera,
fuera del cual no la conoce ser alguno.
Pero la oscuridad todo lo contiene:
formas y llamas, las bestias y a mí mismo,
y cómo apresa
a hombres y potencias.
Y puede ser que una fuerza enorme
se mueva cerca de mí.
Creo en las noches.
