La Huida.

La insinuación de un camino se convierte en una promesa. Un rumbo que se debe seguir aunque aún se desconozca. En esencia, un camino implica dirección. Frente al caos y la sensación de que los acontecimientos de la vida son arbitrarios, nos ofrece algo lineal, reclamando la búsqueda de sentido.

Continuando con el inevitable existencialismo reconocido en la serie de obras anteriores En la noche, esta continuación se centra en los obstáculos y en la carrera incesante; abriendo la puerta a reflexiones relacionadas con los posibles futuros venideros liderados por la tecnología, insinuando la idea de una sociedad mayoritariamente inadaptada e inútil laboralmente hablando a edades cada vez más tempranas.